Por María Isabel Hernández Figueroa
30/08/2021
A principios de siglo XX, hubo un rechazo total del arte académico. Los artistas no querían simplemente hacer una copia de un objeto real, ya que la cámara recién inventada podía hacerlo más rápido y mejor, así que rechazaban la historia o pintura de historia que provenía de la historia que ilustraba. Las viejas visiones estaban gastadas. Los artistas querían crear algo que no existía antes, ver el mundo de nuevas formas y lidiar con grandes ideas que se creían universales y utópicas. La idea ahora es solo pintar.
El arte abstracto es un intento de analizar y simplificar lo que vemos, de escoger y elegir. Pero una obra puede ser abstracta, como y seguir siendo representativa. Pero el arte no se crea en el vacío, por lo general, refleja la realidad en algún sentido. En este momento de cambio a principios fue la revolución científica. Parece que a principios de nuestro siglo la ciencia y el arte estaban una vez más preparados para nuevos conceptos de espacio y tiempo.
Con la influencia de la fotografía de la mano de Eadweard Muybridge (1830-1904), fotógrafo anglo-estadounidense y pionero del cine, estudió el movimiento de animales y personas en movimiento a través de fotografías. En 1877 demostró que cuando un caballo corre, hay un momento en que todas las patas del animal están fuera del suelo y que las patas están metidas debajo del animal en ese momento. En 1881 inventó el zoopraxiscopio, un dispositivo mediante el cual reproducía en una pantalla carreras de caballos, vuelos de pájaros y competencias atléticas. Escribió The Horse in Motion (1878) y Animal Locomotion (11 vol., Incluidas 100.000 láminas fotográficas, 1887). Partes de este último trabajo se publicaron bajo los títulos Animals in Motion y The Human Figure in Motion (1901). A través de imágenes como estas, las personas se acostumbraron a ver figuras o partes de figuras al mismo tiempo.
Los trazados geométricos comienzan con la agrimensura de la antigüedad más temprana. Se trata de una práctica antigua. Los egipcios usaban cuerdas, plomadas y otros instrumentos para medir las dimensiones de las parcelas de tierra. El nombre de los topógrafos egipcios era «harpedonaptae», que significa «tensores de cuerda» a través de la traducción. Así es como utilizaron cuerdas para realizar mediciones precisas. Los egipcios estiraban un trozo de cuerda entre dos estacas y lo frotaban con resina y cera de abejas, tratándolo para que mantuviera su longitud. Luego, los topógrafos usaron la cuerda tratada para medir distancias, a veces atándola en nudos a intervalos que marcaban lugares importantes.
También utilizaron bombas de plomada y herramientas de observación / nivelación para medir distancias verticales. En la creación de pirámides también se emplearon dos dispositivos de nivelación de corta distancia (uno que usa agua y otro que usa un marco en forma de “A”) utilizados en la topografía del terreno. La información que conocemos sobre la agrimensura en el antiguo Egipto es limitada y proviene de solo un puñado de jeroglíficos y artefactos. El conocimiento de cómo formar un cuadrado perfecto fue importante en el arte de la construcción desde la época de los antiguos egipcios. El sentido métrico de sus producciones gráficas no es simple manía idiosincrásica de esta sociedad, es ante todo una forma de combatir la realidad, de domarla. A través de las técnicas los egipcios trataban de reducir la realidad para encajarla en un mapa o en un modelo y de transferir la información recogida en un plan o un modelo. La agricultura de regadío apareció en Egipto hace miles de años debido a la existencia del río Nilo en esta árida región del norte de África. El Nilo al comenzar la época de lluvias, borraba los lindes de las parcelas, entonces el agrimensor volvía a definir las tierras cultivables no solo para delimitar dichas lindes, sino también para calcular la producción de cada parcela, y así fijar los impuestos.
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