Arte,Desarrollo,Digitalización,Educación,Empresa,Género,Innovación,Investigación

Arte, Ciencia y Tecnología. Trayectorias laborales y empleabilidad

Imagen de portada: Fabricación de Spitfire. Fábrica de aviones Castle Bromwich de la Segunda Guerra Mundial, Birmingham 1940-46. Fabricantes: Vickers Armstrong.

En muchos sentidos, la historia del empleo de las mujeres durante la Primera Guerra Mundial se repitió durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de su éxito en las industrias en tiempos de guerra durante la Primera Guerra Mundial, los empleadores y el gobierno difundieron estereotipos similares sobre la capacidad de las mujeres para participar en el «trabajo de los hombres». Los sindicatos expresaron nuevamente su preocupación por la reducción del salario de los hombres y pidieron garantías de que el trabajo de las mujeres en tiempos de guerra solo sería temporal. Sin embargo, las necesidades de la economía en tiempos de guerra volvieron a ganar. En diciembre de 1941, el gobierno reclutó a mujeres solteras de entre 20 y 30 años como auxiliares de las Fuerzas Armadas, Defensa Civil o industrias de guerra. Los folletos de propaganda instaban a las mujeres a participar en el esfuerzo de guerra. Al volver los hombres a casa despues de la guerra, los gobiernos «instaron» a las mujeres a volver a sus quehaceres para que ellos recuperaran sus puestos de trabajo.

Fuente: https://www.striking-women.org/module/women-and-work/world-war-ii-1939-1945

Trayectorias laborales

Según el informe “Trayectorias laborales de las mujeres que ocupan puestos de alta cualificación” del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad (2011), la trayectoria laboral masculina se desarrolla de forma gradual y regular, mientras que la femenina describe una serie de altibajos que provoca no pocas veces el abandono temporal del trabajo afectando al desarrollo profesional de las mujeres. El informe concluye que los trabajadores poseedores de trabajos altamente cualificados se caracterizan por la estabilidad, un aspecto que se debilita en el caso de las mujeres, especialmente en las edades comprendidas entre los 35 y 44 años lo que afecta en la afiliación a la Seguridad Social y en la prestación contributiva.

En el contexto laboral de 2020, si bien la estabilidad tiende a convertirse en una suerte de permanencia concatenada dentro del sector habitual del trabajador, lo cierto es que las mujeres con estudios superiores parecen experimentar otra casuística que frena su desarrollo laboral que tiene que ver con la discontinuidad en el puesto de trabajo y la poca presencia en las áreas científicas más técnicas en la industria o en la investigación (donde precisamente parece que hay más oportunidades de desarrollo profesional).

A este respecto, el informe afirma que la incorporación femenina a los puestos que requieren conocimientos altamente cualificados, ha redundado en la mejora económica del país, aunque paradójicamente esta mejora no ha visibilizado la relevancia de la aportación de las mujeres. Así pues, la cualificación femenina no solo sería un problema social más, sino también económico (fig. 1), ya que repercutiría además en el fomento de la innovación de las empresas.

En esta línea, la identificación de las trayectorias laborales y profesionales de los graduados y especialmente de las graduadas, es un aspecto esencial para comprender los mecanismos que intervienen tanto en el éxito laboral como en las situaciones de inestabilidad o falta de empleabilidad, frente a un mercado que demanda habilidades cada vez más complejas, en el que las mujeres tienen un papel esencial.

Figura 1. Porcentaje de mujeres en trabajos de alta cualificación (2009)1

El paisaje laboral que viene

Actualmente, la identificación y desarrollo de competencias transversales para el acceso al empleo parece relacionarse en gran medida con la capacitación técnica, que como ya hemos visto, permite mayores oportunidades en el mercado laboral. No me refiero solamente a ser graduado o graduada en física, matemáticas o en alguna ingeniería, áreas predominantemente masculinas, sino también a los aspectos técnicos y tecnológicos de otros ámbitos del saber que vehiculan a dichos saberes hacia un horizonte que se informatiza, y al parecer que se masculiniza.

En este sentido, áreas de conocimiento tradicionales como Historia, Historia del Arte o Artes —disciplinas afines a mi formación en Humanidades (artes)— se tecnifican, lo que en cierta forma podría equivaler a un proceso de masculinización.

Pero otros ámbitos muy significativos en la UNED, como se infiere del “Informe General de Evaluación de las Prácticas Extracurriculares de la UNED (Curso 2016-17)” (Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2018), se visibilizan a través de los estudiantes egresados que realizan prácticas extracurriculares. Se trata de los relativos al Grado en Psicología (14%), el Grado en Derecho (9%) y el Grado en Administración y Dirección de Empresas (7%), y en menor medida el Máster Universitario en Acceso a la Abogacía con el 4% del total de los estudiantes que realizan prácticas. Estas áreas de conocimiento no son tradicionalmente científicas o técnicas, pero pueden experimentar procesos de digitalización en su desarrollo hacia la automatización de los puestos de trabajo.

En esta línea, el informe “Gender, technology and the future of work” llevado a cabo por el FMI (Brussevich et al., 2018) en 30 países, afirma que si bien el impacto del trabajo femenino está cambiando el ecosistema laboral, la presencia efectiva de las mujeres no es suficiente para el éxito laboral. Además, es necesario atender a otras cuestiones que también afectan a los hombres pero en menor medida, como es la digitalización, el aprendizaje automático y la inteligencia artificial. En este sentido el informe explica que las tareas más rutinarias son las más susceptibles de ser automatizas. Por este motivo se ha desarrollado un índice relativo a la intensidad de las tareas rutinarias (RTI) basado en los datos obtenidos en la “Evaluación Internacional de Competencias de Adultos” (PIAAC)[2]. El estudio del FMI concluye que las mujeres realizan trabajos más repetitivos y menos analíticos que los hombres, aún en trabajos similares, con el consiguiente riesgo de desplazamiento laboral, puesto que ya están desapareciendo muchos trabajos repetitivos de baja y media habilidad.

También se advierte que el 10% de trabajadores, entre hombres y mujeres, lo que supone unos 54 millones de trabajadores en el conjunto de los 30 países estudiados, puede verse afectado por la automatización. Con respecto al total de mujeres trabajadoras, el 11%, unos 26 millones de empleos llevados a cabo por mujeres, corren el riesgo de ser afectados por las tecnologías, frente al 9% del total de los trabajadores masculinos (Brussevich et al., 2018).

Formación continua

Las soluciones que propone el informe del FMI combinan habilidades humanas tales como la adaptación al cambio tecnológico. Esto significa que además de fomentar la protección social y el empoderamiento de las mujeres en liderazgo y finanzas, es necesaria la formación en capacidades científicas, técnicas, ingenieriles y matemáticas (STEM), donde parecen concentrarse las oportunidades laborales. El aumento del nivel competencial capacita a las trabajadoras para afrontar el cambio tecnológico en la industria, en la academia y en la investigación, de cara incluso a la creación de empleo a través de una adecuada actitud emprendedora.

En el contexto de la UNED, el perfil de los estudiantes precisamente responde a alumnos y alumnas que cuentan con experiencias laborales previas que los convierte en perfiles especialmente interesantes para el emprendimiento. Según el ya mencionado Informe General de Evaluación de las Prácticas Extracurriculares de la UNED, del total de estudiantes que realizaron prácticas, casi la mitad se registraron en el programa de prácticas señalando que no tenían trabajo pero que sí tenían experiencia profesional (43%) (fig. 2).


Figura 2. Porcentaje de alumnos que afirman tener experiencia laboral3

Según el informe de la UNED, del total de estudiantes que realizaron prácticas extracurriculares, un 58% son mujeres y un 42% hombres (fig. 3). De éstos, muchos de los que acceden al programa de prácticas extracurriculares ya tienen estudios universitarios finalizados, un alto porcentaje ya tienen un grado (43%) y en menor medida, un posgrado (13%). En cada uno de estos porcentajes, la mayoría son mujeres.


Figura 3. Distribución por sexo4

Pero los estudiantes de nuevo ingreso, ¿cómo armonizan su experiencia profesional previa con los estudios que comienzan en la UNED y las prácticas extracurriculares que deciden realizar? La detección de necesidades de orientación académica de los estudiantes de nuevo ingreso y la propuesta de un programa de apoyo académico son factores que podrían ser esenciales para reconducir una trayectoria laboral en ciernes, hacia la adquisición o mejora de las habilidades técnicas en el contexto de las necesidades formativas del propio alumno, y de acuerdo a las necesidades del mercado. En esta línea, un estudio realizado por BBVA en relación a los itinerarios de inserción laboral y factores determinantes de la empleabilidad (Pérez-García, 2018), recoge los datos de la Encuesta de Inserción Laboral de los Universitarios (EILU) del INE, publicada en 2016, para analizar los aspectos que promueven la empleabilidad de los alumnos universitarios. Así determina que el éxito laboral está relacionado con los aspectos relativos a becas, estancias en el extranjero, dominio de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), la satisfacción con los propios estudios, el desarrollo de prácticas en empresas y el dominio de idiomas (Pérez-García (dir.), 2018:65-66).

De lo anterior se desprende que el desarrollo de una multiplicidad de competencias comprende capacidades no sólo técnicas. Con esto nos referimos a las habilidades STEM —Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas— (Sanders, 2009:20-26), que en su objetivo de potenciar unas ciencias y disciplinas altamente polivalentes, y siendo importantes para el ámbito de lo laboral, dejan desatendidos aspectos relativos a las competencias en humanidades.

En este sentido no parece adecuado que los países centren los esfuerzos formativos exclusivamente en las áreas STEM, porque éstas tienden a dejar fuera las estructuras antropológicas, dándolas por concluidas. Precisamente la naturaleza humana cuyo desarrollo se caracteriza por no concluir, por no finalizar dado que no es previo a la historia ni se sitúa al margen de ella, sino que continúa dentro del curso histórico porque es producto de los acontecimientos.

Así pues, parece lógico pensar que los nuevos puestos de trabajo además de considerar las diferentes competencias laborales, deben involucrar lo antropológico, una condición humana en construcción, dado que el torrente de la vida es un presente en marcha que permanece inconcluso y que no puede darse por cerrado definitivamente desde el punto de un amplio número de áreas de conocimiento. El material antropológico estudiado por la Historia, la Filosofía, la Filología, el Derecho, la Sociología, la Educación, las Artes y un largo etc. a través de procesos cualitativos en evolución, es un caso abierto que necesita ser analizado a cada paso para dar respuesta a las problemáticas humanas derivadas de un curso histórico que no cesa.

En mi caso particular, la visión que me proporciona una formación artística de base y un contexto doctoral relativo a la Historia del Arte, me posiciona frente a la empleabilidad y el desarrollo de las habilidades de tipo STEAM (Cilleruelo y Zubiaga, 2014), donde “Arts” es incluida junto a las cuatro áreas de ciencias (Jiménez Cruz, 2018:902). Detectar aquellos aspectos concretos que operan en la mejor empleabilidad de los estudiantes en relación a la Historia del Arte y las Artes, podría ayudar a sistematizar un mejor itinerario en la fase de formación. En el siguiente gráfico podemos observar la vulnerabilidad de los estudios relativos a la Historia del Arte y las Artes, a través de la tasa de paro que presentan estos estudios, recogida por un ránking elaborado por el estudio del BBVA.


Figura 4. Inserción laboral del grado de Historia del Arte y Bellas Artes (Pérez-García (dir.), 2017:70)

En este sentido, incorporar las artes y el diseño a las disciplinas científicas —ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas—, promueve las conexiones entre las artes y las ciencias, entre las humanidades y las tecnologías, lo que puede generar oportunidades de empleo en la industria y en la investigación. La presencia de un historiador del arte o de un artista en un laboratorio científico, en un grupo de investigación o proyecto, podría mejorar el análisis del objeto de estudio en tanto que producto humano.

[1] Gráfico extraído del informe http://abayanalistas.net/es/wp-content/uploads/informes/Componente-digital.pdf (16/02/2020).

[2] Proyecto contenido en https://www.oecd.org/skills/piaac/ (18/02/2020).

[3] Extraído de https://qinnova.uned.es/archivos_publicos/qweb_paginas/8917/ext17informeextracurriculares20162017.pdf (16/02/2020).

[4] Extraído de https://qinnova.uned.es/archivos_publicos/qweb_paginas/8917/ext17informeextracurriculares20162017.pdf (18/02/2020).

Referencias

Brussevich, M., Dabla-Norris, M. E., Kamunge, C., Karnane, P., Khalid, S., y Kochhar, M. K. (2018) Gender, technology, and the future of work. International Monetary Fund.

Cilleruelo, L., y Zubiaga, A. (2014) “Una aproximación a la Educación STEAM. Prácticas educativas en la encrucijada arte, ciencia y tecnología”. Actas Jornadas de Psicodidáctica, pp. 1-18.

Jiménez Cruz, Joel Ricardo (2018) “Steam y las culturas making, tinkering y do it yourself” en Ruiz-Velasco Sánchez, Enrique; Bárcenas López, Josefina; Domínguez Hernández, José Antonio (eds.) Construcción social de una cultura digital educativa. México: SOMECE, pp. 902-913.

Kolodner, J. L., Camp, P. J., Crismond, D., Fasse, B., Gray, J., Holbrook, J., y otros (2003) “Problem-Based Learning Meets Case-Based Reasoning in the Middle-School Science Classroom: Putting Learning by Design Into Practice”. The Journal of the Learning Sciences, 12(4), pp. 495-547.

Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, Secretaria de Estado de Igualdad, Dirección General de la Igualdad en el Empleo y contra la Discriminación (eds.) (2011) Trayectorias laborales de las mujeres que ocupan puestos de alta cualificación.

Pérez-García, F. (dir.) (2018) Itinerarios de inserción laboral y factores determinantes de la empleabilidad: Formación universitaria versus entorno. Bilbao: Fundación BBVA.

Sanders, M (2009) “STEM, STEM Education, STEMmania”. The Technology Teacher. International Technology Education Association. December 2009, pp. 20-26.

Universidad Nacional de Educación a Distancia (2018) Informe General de Evaluación de las Prácticas Extracurriculares de la UNED (Curso 2016-17). Madrid: COIE.

También puede gustarte...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *