Chauveau Vasconcel, Roberto Burdeos, 1886 - Nápoles, 1965 "Rosita"
Arte,Educación,Innovación,Investigación

La Real Academia de San Fernando

Imagen de Portada: EsculturA. Chauveau Vasconcel, Roberto. Burdeos, 1886 – Nápoles, 1965, «Rosita».

Dibujo. García, Ignacio
Orihuela, 1775 – Madrid, 1824
Estudio de cabeza femenina hacia la derecha mirando hacia arriba

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, con una historia singular y un legado cultural de gran importancia en España, fue oficialmente establecida en 1752 durante el reinado de Fernando VI. En el contexto del Siglo de las Luces, la proliferación de academias en Europa desempeñó un papel crucial en la normalización del gusto estético.

Desde 1773, la sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando se encuentra en el palacio de Goyeneche en Madrid, cuyo diseño original por José de Churriguera fue posteriormente adaptado al estilo neoclásico por Diego de Villanueva.

En la actualidad, la Academia está compuesta por cincuenta y seis académicos de número, destacadas personalidades en los campos de la arquitectura, pintura, escultura, música, cine, arte gráfico, fotografía, diseño, historia y teoría del arte.

Establecida por Real Decreto el 12 de abril de 1752, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando es una de las ocho Reales Academias de alcance nacional integradas en el Instituto de España. Su principal objetivo es fomentar la creatividad artística y promover el estudio, la difusión y la protección de las artes y el patrimonio cultural, con especial énfasis en la pintura, escultura, arquitectura, música y nuevas artes visuales.

En la actualidad, la Academia se rige por los estatutos aprobados mediante el Real Decreto 542/2004 del 13 de abril, así como por el Reglamento que los complementa, ratificado por la propia Academia el 9 de mayo de 2005.

Historia

El impulso decisivo para establecer una academia de bellas artes llegó más tarde con el escultor italiano Domenico Olivieri, quien solicitó permiso real en 1741 para establecer una academia privada. Aunque esta iniciativa operó solo por un breve período, Olivieri continuó abogando por la creación de una academia oficial, lo que finalmente ocurrió en 1752 bajo el nombre provisional de Junta Preparatoria.

La Junta Preparatoria, aprobada por Felipe V en 1744, contó con la participación crucial de Sebastián de la Quadra, marqués de Villarias, quien facilitó la presencia de Olivieri en la corte. Olivieri redactó las reglas para la Junta Preparatoria, sentando las bases para los futuros estatutos de la Academia.

Dibujo. Poveda, Manuel María
(siglo XIX)
Estudio de la cabeza de Alejandro Magno

Durante el reinado de Fernando VI, se produjo un intenso debate sobre los estatutos de la Academia, que finalmente fueron aprobados en 1751 y establecieron oficialmente la Real Academia de Bellas Artes en 1752. Dos años después, Ricardo Wall y Devreux fue designado Protector de la Academia y Tiburcio Aguirre como Vice-Protector.

Los nuevos estatutos de 1757 representaron una reforma significativa en la composición y gobierno de la Academia, transfiriendo la responsabilidad última de los artistas a la nobleza, especialmente a los consiliarios. Esto marcó una nueva etapa en la historia de la Academia, con cambios sustanciales en su estructura y funcionamiento.

El reinado de Carlos III consolidó el papel de la Academia como parte del reformismo ilustrado, con el apoyo de figuras prominentes de la nobleza. La gestión de secretarios como Ignacio Hermosilla y Antonio Ponz contribuyó al fortalecimiento de la Academia, que experimentó un aumento en el número de alumnos durante la segunda mitad del siglo XVIII.

La adquisición del palacio de Goyeneche en 1773 proporcionó a la Academia una nueva sede más amplia, lo que reflejaba su crecimiento y prestigio. La Academia también contó con destacados profesores en campos como la arquitectura, la escultura y la pintura, quienes contribuyeron al desarrollo y reconocimiento de la institución.

Las Escuelas de Bellas Artes

El siglo XIX marcó un momento crucial en la historia de la Real Academia de San Fernando, especialmente debido a la segregación de la enseñanza de las bellas artes. Esta separación condujo a la creación de la Escuela de Nobles Artes en 1844, lo que representó un cambio significativo en el panorama educativo de la época. Inicialmente, esta nueva escuela estaba subordinada a la Real Academia, pero este movimiento fue el primer paso hacia una separación más radical en la enseñanza, que irónicamente contradecía el propósito original de los fundadores de la academia.

Dibujo. Trelles Villamil, Juan
(siglo XIX)
Estudio de cabeza femenina de perfil hacia la derecha con cinta en el pelo

El proceso de segregación se formalizó mediante el Real Decreto del 25 de septiembre de 1844, cuyo preámbulo reflejaba la necesidad imperante de una reforma profunda en la enseñanza de las bellas artes para equipararla al nivel de otras naciones europeas. Aunque la Real Academia de San Fernando siempre había demostrado un encomiable compromiso con la enseñanza artística, la falta de recursos había limitado su capacidad para ofrecer una formación integral.

Estos cambios tuvieron lugar durante el reinado de Isabel II y coincidieron con la ascensión de los moderados al poder, bajo el liderazgo de Narváez. Entre los ministros de este gobierno se encontraba Pedro José Pidal, quien era académico de San Fernando por la Sección de Arquitectura. Este contexto político influyó en la evolución de los estudios de arquitectura, los cuales pronto adquirieron una autonomía propia, marcando así una separación más evidente entre la Academia y las enseñanzas artísticas.

La nueva Escuela de Nobles Artes se regía por un Reglamento para su régimen y organización, publicado en 1845, y al año siguiente se aprobaron los nuevos Estatutos de lo que a partir de entonces se denominaría Real Academia de Nobles Artes de San Fernando. Esta separación dio lugar a una reconfiguración de la Academia, en la cual los artistas recuperaron terreno en su organización y gobierno. Se eliminaron los académicos honorarios y se estableció un número limitado de miembros, organizados por primera vez en secciones: pintura, escultura y arquitectura. Se instituyeron comisiones, se convocaron juntas generales abiertas a todos los miembros de la corporación, se designaron académicos corresponsales y se estableció una Junta de Gobierno. Estos cambios sentaron las bases de la Academia tal como la conocemos hoy en día, a través de treinta y seis artículos que delinearon su estructura y funcionamiento.

Escultura. Inurria Lainosa, Mateo
Córdoba, 1867 – Madrid, 1924
«Ensueño»

Los Estatutos de 1864

La Real Academia de San Fernando experimentó un cambio significativo con la aprobación de los nuevos Estatutos en 1864, los cuales dieron lugar a la creación de un detallado Reglamento publicado un año más tarde. Es notable destacar que los anteriores Estatutos de 1846, que tenían menos de veinte años de vigencia, fueron reemplazados debido a las nuevas responsabilidades asignadas por el Gobierno a la Academia.

Los nuevos Estatutos de 1864 introdujeron cambios sustanciales en la estructura y jerarquía interna de la Academia, alejándola aún más del modelo dieciochesco y dotándola de una imagen más ágil y moderna. Se eliminaron los seis consiliarios que aún estaban presentes en los Estatutos anteriores, lo que marcó un distanciamiento definitivo del carácter estamental que la institución había tenido en el pasado.

El primer artículo de los nuevos Estatutos dejaba claro el propósito principal de la Academia: «promover el estudio y cultivo de las tres Nobles Artes, Pintura, Escultura y Arquitectura, estimulando su ejercicio y difundiendo el buen gusto artístico con el ejemplo y la enseñanza». Esto reflejaba un cambio en la misión de la Academia, que ahora se centraba principalmente en actividades teóricas y críticas, como la publicación de diccionarios, monografías y traducciones, así como la organización de exposiciones y la colección de obras de arte. Además, se añadieron nuevas responsabilidades, como la inspección de museos y la restauración de monumentos.

Los Estatutos de 1864 redujeron significativamente el número de académicos, pasando de un presidente, seis consiliarios y sesenta académicos en 1846, a treinta y seis académicos, que incluían los cargos de director, secretario, censor, bibliotecario-conservador y tesorero. Este cambio reflejaba la reestructuración interna de la Academia para adaptarse a sus nuevas funciones y responsabilidades.

Escultura. Anónimo S. XIX
«Niña con tirabuzones»

Nueva actualización de la Real Academia

Durante la I República, se redactaron y aprobaron nuevos Estatutos para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que, en su esencia, eran prácticamente idénticos a los establecidos durante el reinado de Isabel II en 1864. Sin embargo, hubo algunos cambios sutiles, como la modificación del título de la institución y la inclusión de una nueva sección. En diciembre de 1873, el Gobierno republicano aprobó un proyecto de Estatutos que renombraba la academia como Academia de Bellas Artes de San Fernando, eliminando el término «real» pero manteniendo la referencia al santo rey. Además, el número de académicos aumentó de treinta y seis a cuarenta y ocho, con la incorporación de doce miembros para la nueva sección de música, liderada por Hilarión Eslava, siendo esta la principal novedad de los Estatutos.

Durante la Restauración monárquica de Alfonso XII, la academia recuperó su designación de Real, siguiendo la misma línea que las demás academias que formaban parte del Instituto de España desde el Decreto de 8 de diciembre de 1937. Tras la Guerra Civil, la academia reanudó sus actividades en su edificio propio el 13 de junio de 1939, el cual abandonó provisionalmente en 1974 para llevar a cabo una importante reforma en el antiguo palacio de Goyeneche. Las sesiones se reanudaron en el edificio renovado el 8 de noviembre de 1982, y las colecciones se abrieron al público en 1986. Las últimas reformas en el edificio tuvieron lugar a partir de 1999, una vez que se recuperaron los espacios cedidos provisionalmente al Ministerio de Hacienda, lo que permitió la creación de veintidós nuevas salas para el museo de la academia, inauguradas el 13 de noviembre de 2002.

En la segunda mitad del siglo XX, la academia ha modificado sus Estatutos en varias ocasiones, algunas veces de manera directa y otras debido a disposiciones generales que afectaban a las Reales Academias integradas en el Instituto de España. Entre las modificaciones más significativas se encuentra la separación de las funciones de Bibliotecario y Conservador en 1954, que anteriormente habían sido desempeñadas por un solo académico. En 1982, se introdujeron cambios en la definición de las clases de académicos, incluyendo la figura del académico «supernumerario», que más tarde desaparecería en 1987.

Las reformas estatutarias más recientes incluyen la incorporación de la fotografía, cinematografía y otras formas de expresión artística como secciones independientes, bajo el nombre de «Nuevas Artes de la Imagen». Además, se reforzó la Mesa de la Academia con el cargo de Vicedirector-Tesorero para hacer frente a las crecientes actividades de la institución. Los Reglamentos también han sido adaptados a estos cambios estatutarios, con revisiones en 1984, 1997 y, finalmente, en 2005, para adecuarlos a las demandas de gestión de la academia en un entorno cada vez más exigente.

Algunas colecciones custodiadas por la Academia están disponibles online, lo que supone todo un lujo para el internauta, que podrá disfrutar observándolas sin desplazarse a la Academia. En el siguiente enlace podrá acceder a estas piezas digitales:

https://www.academiacolecciones.com

Fuente: https://www.realacademiabellasartessanfernando.com/la-institucion/academia/la-academia-y-su-historia/

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