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Universidad Popular versus Universidad Tradicional

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En este artículo vamos a explorar las ideas presentadas por Gustavo Bueno en el Salón de Actos del Antiguo Instituto de Gijón, específicamente en relación a las Universidades Populares en general, a través del caso de la Universidad Popular de Gijón. Este evento tuvo lugar el 3 de junio de 2002, durante la inauguración de las actividades conmemorativas por el vigésimo aniversario de la Universidad Popular de la citada ciudad.


Durante los años sesenta y setenta, el tema de «Universidad y Sociedad» fue un asunto recurrente en conferencias, mesas redondas, debates, y más. En este contexto surgieron las universidades populares. Aunque la Universidad Popular se compara con otras instituciones similares, tales como:
-La Iglesia, en particular las Universidades pontificias, o las instituciones promovidas por la Iglesia, algunas de las cuales eran conocidas como «clases nocturnas».
-Los Partidos políticos y sus instituciones «formativas» o educativas, como por ejemplo, las Casas del Pueblo.
-Las iniciativas privadas de la «sociedad civil», como las Sociedades de Amigos del País en tiempos pasados, seguidas por los Ateneos, y en la actualidad, los Clubes o Asociaciones Culturales.
-Por supuesto, todas las instituciones vinculadas a Museos, Teleclubs, y una gran variedad de programas en radio y televisión categorizados como «culturales», «científicos» o «educativos».

Evolución de la Universidad

No obstante, la comparación más frecuente es la que se da entre la Universidad Popular y la Universidad tradicional. Pero ¿cuáles son sus diferencias y similitudes? ¿En qué se distinguen y en qué se asemejan? Sin lugar a dudas, la Universidad tradicional actúa como un punto de referencia y contraste directo e inmediato para la Universidad Popular, ya que esta última se forma en función de la primera. Esta función a veces se percibe como opuesta y en otras ocasiones como complementaria.

La institución universitaria tiene casi mil años de existencia, y esto es sin considerar sus antecedentes clásicos, que eran en realidad instituciones privadas: la casa de Calias, mencionada en el diálogo «Protágoras» de Platón, la Academia platónica y el Liceo de Aristóteles. De hecho, solamente una rama derivada del Liceo, la Escuela de Alejandría, el Museo, empezó a parecerse en cierta medida a una universidad contemporánea.

La Universidad Popular, en su carácter universitario, posee un marcado enfoque social. Esto se debe a que el término «Universidad» en sus inicios (en relación a instituciones similares a la nuestra) se refería principalmente a una corporación como entidad (la «Universitas» hacía referencia, en principio, no a sus contenidos, tareas o misiones, sino a la asociación o corporación, conocida como «Universitas Magistrorum et Scholarium»; es decir, «Universitas» se refería a una institución preexistente, denominada «Schola» o «Studium generalis»). El uso del término «Universidad» como se conoce hoy en día es más moderno, datando de finales del siglo XIV. Incluso las universidades más antiguas de España, como la de Sahagún (fundada por Alfonso VI) o la de Palencia (fundada por Alfonso VIII, cuya continuidad fue en la Universidad de Salamanca), no se autodenominaron «universidades», y ni siquiera son referidas de esa manera en las Partidas de Alfonso X.

La expresión «Universitas Magistrorum et Scholarium» o «Asociación de Maestros y Alumnos» se utilizó para describir la naturaleza colectiva y la relación entre los maestros y los estudiantes en estas instituciones. Con el tiempo, esta expresión se convirtió en un término común para referirse a las universidades medievales y sus comunidades de académicos y estudiantes. Foto: Carlos Reusser Monsalvez, Santiago, Chile.

El término «Universidad» comenzó a adquirir en París un significado particular, refiriéndose a una corporación o asociación de maestros y discípulos que coexistía con otras universidades de oficios como los tejedores o talabarteros. Sin embargo, lo que diferenciaba a esta nueva forma de universidad no eran las herramientas de trabajo como lanzaderas o cuchillos, sino los libros y el conocimiento. Por esta razón, a estas instituciones se les llamaba «universidades literarias», pero no en el sentido contemporáneo de contraposición entre letras y ciencias, ya que incluso los libros de Álgebra o Aritmética también involucraban letras. La distinción no se establecía entre letras y ciencias, sino entre las llamadas «letras divinas» y «letras humanas», es decir, entre los estudios o escuelas de Teología dogmática y los estudios o escuelas de Humanidades.

Efectivamente, el término original de «Universitas Magistrorum et Scholarium» como nombre de asociación o corporación se ha perdido con el tiempo. Actualmente, el término «Universitas» se refiere directamente a la institución en sí misma, donde todavía se mantienen maestros y alumnos, aunque con el tiempo el papel de estos últimos ha evolucionado. En el caso de las universidades populares, ya no se habla propiamente de «alumnos» o «discípulos» en el sentido tradicional, sino de «usuarios» o «consumidores» de cultura. Este cambio es un rasgo importante que puede ayudar a distinguir entre las universidades populares y las tradicionales.

Las universidades populares de hoy están influenciadas por las transformaciones que las sociedades occidentales han experimentado a lo largo del tiempo, desde el antiguo régimen hasta la democracia, y luego desde las democracias del siglo XX hasta las actuales, y que además, están estrechamente vinculadas a la sociedad de mercado. En esta sociedad, los ciudadanos son vistos principalmente como usuarios o consumidores de los bienes y productos que la sociedad ofrece. Incluso en instituciones como hospitales, la relación tradicional entre médico y paciente ha evolucionado hacia una relación de dispensador de servicios o bienes y usuario o consumidor (por ejemplo, usuario de quirófano o consumidor de medicamentos).

Esta evolución de la institución universitaria refleja los cambios en la sociedad en general. En este contexto, es posible identificar dos grupos de ideologías que caracterizan el desarrollo de la Universidad: las ideologías unitaristas y las ideologías pluralistas. Estas ideologías reflejan cómo la universidad se ha adaptado a las dinámicas cambiantes de la sociedad y cómo se concibe su relación con los individuos que la componen y la sociedad en su conjunto.

Ideologías unitaristas

Aquí, la estructura interna de las diferentes partes de la Universidad se manifiesta en diferentes partes, pero lo cierto es que no existe la Universidad, como algo unívoco, lo que existe sino el conjunto de sus Facultades, de sus Departamentos o de sus Disciplinas.

En este contexto, la estructura interna de la Universidad se despliega en diversas partes que son sus Facultades, Departamentos y Disciplinas. Sin embargo, es importante destacar que no hay una entidad unívoca llamada «Universidad» en sí misma. En su lugar, lo que realmente existe es la suma de estas partes que conforman la Universidad en su conjunto. Cada una de estas partes juega un papel esencial en la composición y funcionamiento de la institución universitaria en su totalidad.

Ideologías teológicas

La Universidad se concibe como una institución cuya misión es fomentar la salud o la salvación de los seres humanos en sus distintos aspectos. La salud del cuerpo individual es responsabilidad de la Facultad de Medicina, mientras que la salud del cuerpo social recae en la Facultad de Derecho. Por su parte, la Facultad de Teología se encarga de la salud del alma o del espíritu. Como una etapa previa o preparatoria, la Facultad de Filosofía abarca tanto el ámbito natural como moral. Cada una de estas Facultades desempeña un rol fundamental en el propósito global de la Universidad.

Ideologías positivas

Este tipo de ideologías emergen con la revolución científico-industrial. En esta nueva visión, la Universidad se convierte en una institución cuyo propósito principal es el fomento de la ciencia, y a partir de ella, las aplicaciones técnicas e industriales (lo que la diferencia de las Escuelas especiales y de artes y oficios, dada la perspectiva científica). Este enfoque científico llevará a separar de la Universidad a las Facultades de Teología en los países católicos (siendo las Universidades pontificias las que albergan las Facultades de Teología en España, por ejemplo).

Ideologías metafísicas

(humanístico espiritualistas)

Es posible que estas ideologías sean las más influyentes en la actualidad -estas universidades han evolucionado hacia otras denominaciones y se han expandido con el surgimiento de las denominadas «ciencias culturales». En España, estas universidades fueron promovidas por Ortega a través de su manifiesto «Misión de la Universidad», que fue publicado en 1930. Sin embargo, es lamentable que Ortega desconociera un hito científico significativo: la comunicación de Boris Hessen sobre las bases sociales y económicas de los Principia de Newton, la cual fue presentada en Londres un año antes de la publicación del manifiesto de Ortega.

Ideologías pluralistas

Aquí, la Universidad se concibe principalmente como un conjunto de instituciones con misiones específicas, determinadas por sus áreas de conocimiento. Cada disciplina científica sigue su propio ritmo y busca sus objetivos particulares, promoviendo la interdisciplinariedad cuando es necesario.

Funciones de la Universidad tradicional

Por otra parte, las funciones de la Universidad son sin duda múltiples y plurales. En primer lugar, cumple funciones científicas y teóricas, que pueden ser tanto de carácter estrictamente científico como doctrinal. Además, tiene un papel importante en la oferta de titulaciones superiores que habilitan para el ejercicio de profesiones específicas. Asimismo, lleva a cabo funciones de índole doctrinal, con una sólida base teórica.

La Universidad Popular

La distinción entre «popular» y «público» en el contexto de «Universidad popular» es importante para comprender el significado de “popular”. La palabra «popular» deriva de «populus», que significa pueblo o público. Sin embargo, en este contexto, «Universidad popular» no debe confundirse con «Universidad pública». «Público» se contrapone a privado y también se contrapone a instituciones como la Iglesia o a entidades privadas. En cambio, «popular» se utiliza en relación a dos referentes entrelazado: En el antiguo régimen, «pueblo» se oponía a la aristocracia, sacerdotes y élites, por lo que su uso implicaba una oposición a la burguesía. En regímenes democráticos, «popular» se emplea en contraposición a términos como académico o profesional. Las «clases populares» a menudo incluyen a residentes de barrios, trabajadores no universitarios o sin títulos, y profesiones manuales, entre otros.

Inauguración de la Universidad Popular de Mieres: J. D. José Fernández, director de la Universidad Popular.-2. D. Sergio Sampil, representante del alcalde en el acto de la inauguración.-3. D. Fermín Canella, rector de la Universidad de Oviedo.-4 y 5. D. Enrique Benito y D. Rafael Altamira, catedráticos.-6. D. Vital Buylla, iniciador de la Universidad Popular.-7. D. Alvaro de Albornoz, abogado y publicista. Foto (Rodríguez, 1982: 68).

Por lo tanto, en la expresión «Universidad popular», el término «popular» se utiliza para distinguirla de la Universidad facultativa, formal o tradicional, a pesar de que comparten ciertos aspectos en común. En general, una característica fundamental de este término es la condición de adultos y mayores de edad de los estudiantes o usuarios. Esto se refiere a personas que han superado la etapa de educación primaria y, en tiempos más recientes, la educación secundaria, pero que aún no han accedido a la Universidad.

Esta diferencia de formación cultural o científica o profesional es lo que motiva a las Universidades populares a ofrecer programas educativos destinados a personas que aún no han accedido a la educación universitaria tradicional. Estas actividades suelen abarcar campos que están fuera del ámbito de la Universidad convencional. Sin embargo, es interesante notar que las Universidades populares son de alguna manera una extensión de la Universidad a través de lo que se denomina «extensión universitaria», un movimiento que tuvo su origen en Inglaterra.

El concepto de “extensión universitaria” se originó en la University Extension (la extensión universitaria) fundada por el profesor Stuart -de la Universidad de Cambridge- en 1871. Aunque este movimiento tuvo importantes antecedentes, como señala Leopoldo Palacios en su libro «Las universidades populares», donde destaca que desde 1800 en Inglaterra, existían numerosas asociaciones obreras que seguían la línea de los institutos mecánicos establecidos por Lord Brougham. Hasta 1845, las universidades inglesas estudiaban en su propio mundo, dentro de sus muros, sin conexión con el mundo exterior.

Aula de Extensión universitaria, en la que se impartieron clases de la Universidad Popular de Oviedo. Foto (Rodríguez, 1982: 67).

La “extensión universitaria” y las Universidades populares buscan ampliar la educación y el conocimiento más allá de los confines tradicionales de la universidad, acercando la educación a personas que no habían tenido acceso a ella previamente.

La Extensión universitaria representa un movimiento que busca expandir el alcance de la educación universitaria más allá de su público tradicional, que en su origen, estaba compuesto principalmente por la aristocracia y la burguesía, así como por las clases acomodadas tanto rurales como urbanas. Este movimiento tuvo como objetivo acercar la educación universitaria al pueblo trabajador, ya sea para equilibrar la distribución de riquezas de manera más justa o para brindarles educación, como expresó Adolfo Posada al referirse a la Extensión universitaria en Oviedo.

En un sentido más amplio, las Extensiones universitarias pueden ser vistas como mecanismos destinados a suavizar el espíritu revolucionario que se vivía en la sociedad durante el período de 1870 a 1914, y que abarcó desde la Guerra Franco-Prusiana, hasta la Primera Guerra Mundial. En esta época, la «cuestión social» se tornó especialmente crítica y desafiante, siendo exacerbada aún más por eventos como la Comuna de París. La Extensión universitaria pudo haber funcionado como una vía para mitigar tensiones y promover la educación y el conocimiento en amplias capas de la sociedad, contribuyendo a la estabilidad social y política en un período de agitación.

Las Universidades populares emergen como una iniciativa proveniente del propio pueblo trabajador, sus pensadores y sus organizaciones obreras. En este contexto, el término «pueblo» se refiere a aquellos sectores de la sociedad que no tenían acceso a la educación universitaria formal, pero que aspiraban a alcanzar el conocimiento y los valores más elevados asociados con la Universidad. Así, estas instituciones adoptan el nombre de «Universidades» para simbolizar su búsqueda de conocimiento y sabiduría en un nivel equiparable al que históricamente habían tenido la aristocracia y la burguesía.

El fundador de una de las primeras Universidades populares, Deherme, era un anarquista francés que parecía inspirado por la idea de que el pueblo pudiera alcanzar los mismos valores y conocimientos que anteriormente habían sido privilegio de otras clases sociales. Sin embargo, estas iniciativas también generaron ciertos recelos dentro de los propios partidos políticos de izquierda y movimientos revolucionarios. Algunos líderes, como Lafargue y Guesde, expresaron cierta reserva ante las Universidades populares, y esto también se observó en figuras españolas como Besteiro. Estos recelos podrían haberse originado por preocupaciones sobre cómo estas instituciones podrían afectar a la cohesión y a los objetivos de los partidos revolucionarios, así como a su relación con las clases trabajadoras.

Funciones de la Universidad Popular

Las Universidades Populares ofrecen una amplia gama de cursos y talleres que abarcan diversas áreas de formación. Estas áreas cubren una variedad de ocupaciones y necesidades educativas específicas. A continuación, se describen tres áreas principales:

Área Primera

En esta área se encuentran cursos relacionados con ocupaciones tales como la agricultura, la animación, la expresión dramática, la electricidad y el turismo, entre otros. Aquí se proporciona formación en habilidades y conocimientos prácticos que son relevantes para estas ocupaciones.

Área Segunda

En esta área se atienden las necesidades educativas específicas relacionadas con la dinámica de grupos, la cocina y el desarrollo personal, lo que contribuye al crecimiento individual y a la interacción efectiva con los demás.

Área Tercera

Esta área abarca la formación cultural y recreativa, incluyendo actividades como visitas a museos y clases de guitarra, entre otros. Aquí se fomenta el enriquecimiento personal a través de la participación en actividades culturales y artísticas que promueven el aprendizaje y el disfrute.

Estas áreas de formación reflejan la diversidad de intereses y necesidades de los participantes en las Universidades Populares. Lo que se busca es ofrecer una educación accesible y enriquecedora que abarque tanto habilidades prácticas como culturales.

En términos de demanda, es interesante observar que la Universidad Popular de Gijón actualmente cuenta con una población de aproximadamente 2.000 personas, en comparación con las 40.000 que asisten a la Universidad facultativa en Asturias. No obstante, es crucial reconocer que la correlación entre Universidad Popular y Universidad Facultativa no se puede simplificar como una dicotomía entre lo popular y lo profesional, ni tampoco sostener la noción de que la Universidad Popular está limitada exclusivamente al pueblo en un sentido restringido.

Hoy en día, la Universidad Facultativa atrae a estudiantes de diversos estratos sociales, lo que significa que su alumnado abarca un amplio espectro de procedencias sociales y económicas. En paralelo, la Universidad Popular ha evolucionado para recibir a individuos con distintos niveles de formación y experiencias educativas. Esto incluye tanto a personas con formación universitaria como a aquellos sin ella, lo que refleja una diversidad de intereses y necesidades de aprendizaje en la sociedad contemporánea.

En síntesis, la Universidad Popular ya no se limita exclusivamente al pueblo trabajador en el sentido original, ya que ha ampliado su alcance para acoger a individuos con diversos antecedentes educativos y sociales. Como resultado, se ha convertido en un espacio de aprendizaje y formación abierto a una amplia variedad de participantes.

Las diferencias fundamentales entre la Universidad Popular y la Universidad facultativa radican en los contenidos que ofrecen y, especialmente, en la forma en que los presentan. La Universidad facultativa se basa principalmente en la enseñanza teórica, ya sea en el ámbito científico o en áreas que no son estrictamente científicas. Esto es evidente en la importancia que se otorga a las disciplinas teóricas dentro de la Universidad facultativa, como las Matemáticas, la Física general y las partes generales de diversas disciplinas como la Fisiología, el Derecho Penal o el Derecho Civil.

Una crítica común dirigida a la Universidad facultativa es que sus graduados pueden salir de sus facultades sin poseer un conocimiento práctico específico en áreas concretas. Sin embargo, esta crítica es injusta, ya que la Universidad facultativa no tiene como objetivo principal la formación de técnicos o profesionales en el sentido práctico. En cambio, su enfoque se centra en el desarrollo de disciplinas científicas o doctrinales de carácter teórico.

Por otro lado, la Universidad Popular se distingue por ofrecer un abanico más amplio de contenidos que abarcan diversas áreas y temas de interés. Su enfoque es más pragmático y orientado a la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos. A través de cursos y talleres, la Universidad Popular busca satisfacer las necesidades de aprendizaje de una variedad de personas, incluyendo aquellas con diferentes niveles de formación y experiencias.

En resumen, mientras que la Universidad facultativa se centra en el cultivo de disciplinas científicas y doctrinales de carácter teórico, la Universidad Popular busca ofrecer contenidos prácticos y diversos para un público más amplio y variado. Estas diferencias en enfoque y contenido hacen que ambas instituciones complementen y enriquezcan el panorama educativo.

La Universidad Popular adopta un enfoque esencialmente práctico y pragmático, priorizando la aplicación práctica sobre las doctrinas y teorías. En contraste con la Universidad facultativa, las Universidades Populares ofrecen menos énfasis en áreas como las Matemáticas o la Filosofía, y en su lugar se centran en proporcionar conocimientos prácticos y aplicables en la vida cotidiana. Por ejemplo, se imparten cursos de divulgación científica o biológica, así como instrucción sobre cómo apreciar el arte o leer libros, en lugar de ofrecer teorías profundas en estas áreas.

La Universidad Popular tiene como objetivo atender a las necesidades educativas de una población que, en su mayoría, no encuentra respuesta en la Universidad facultativa. Está orientada a ofrecer oportunidades de aprendizaje que no se ajustan al enfoque más teórico y académico de la Universidad tradicional. Esta institución busca enseñar habilidades prácticas y fomentar la participación activa, en lugar de centrarse en la adquisición de conocimientos teóricos profundos.

Es importante destacar que las Universidades Populares no están limitadas solo a personas sin formación universitaria. De hecho, un porcentaje significativo de usuarios de estas universidades ya poseen títulos universitarios superiores, y este porcentaje podría aumentar con el tiempo. Esto demuestra el interés por los cursos prácticos y aplicables incluso entre aquellos que ya han pasado por la educación universitaria tradicional.

En conclusión, la Universidad Popular satisface las necesidades educativas de un público diverso, proporcionando cursos y talleres prácticos que complementan y enriquecen la educación que ofrece la Universidad facultativa. Ambas instituciones desempeñan un papel valioso en el panorama educativo, abordando diferentes enfoques y necesidades de aprendizaje.

Bibliografía

Bueno, G., (2002). Función social de la Universidad Popular. El Catoblepas (Revista crítica del presente), 5(2).

Rodríguez, S., (1982). Las Universidades Populares. Los Cuadernos del Norte: Revista cultural de la Caja de Ahorros de Asturias, 3(11), 66-69.

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